sábado, 11 de septiembre de 2010

Anecdotario: Los Perrotes

Una cálida mañana de Domingo salí a la cochera y estaba tranquilamente tomando el sol, cuando frente al jardín de la calle, aparecieron dos perrotes Rottweiler, sin dueño y sin correa, que me triplicaban el tamaño y parecían caballos, yo muy valiente y con el afán de defender el territorio empecé a ladrarles y a decirles que se fueran de aquí.

Ellos se dieron cuenta de mi presencia y pude apreciar su enorme hocico por la reja, y también me empezaron a ladrar pero fueron tan fuertes sus ladridos que me quedé paralizada del susto y se me erizaron los pelos de toda mi raya negra desde la cabeza a la cola.

Afortunadamente Arturo acudió a mi rescate, aunque sudó la gota gorda, ya que los perrotes asomaban medio cuerpo por la reja, y nos metimos a la casa hasta que se fueron.

No entiendo por qué los dueños de perros, sean de la raza que sean, los dejan salir solos a hacer sus necesidades, cualquier perro necesita supervisión aunque esté muy bien entrenado; aunque recuerde el camino a casa o no ataque a la gente, siempre tienen un riesgo, tanto para ellos como para los demás.

Finalmente todo quedó en una anécdota y han podido comprobar una de característica de mi comportamiento:

"Es muy valiente, su pequeño tamaño no le impide enfrentarse o defenderse de perros más grandes".

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